La vida diaria se ha convertido en una sucesión de compromisos ineludibles que transforman la vida en un trámite aburrido y monótono.
Ir a dormir a la noche con la sensación de no haber tenido tiempo para uno mismo y pensar que al día siguiente será igual, puede ocasionarnos trastornos físicos y mentales importantes; y el sentimiento permanente de no poder salir de ese círculo vicioso puede producirnos fobias y ataques de pánico.
Hay un modo de seguir con la rutina sin enfermarse, pero lo más importante siempre será darse cuenta que no se puede seguir viviendo de esa manera.
El apuro es el que aliena, no permitiendo vivir el momento presente porque la mente ya está en el próximo.
Desde la mañana hay que disminuir el ritmo, caminar más despacio, prepararse para las ocupaciones del día con tiempo, saborear el desayuno sentado y programar el día reservando un momento para algún tipo de recreación, aunque sea breve.
Si es necesario, levantarse unos minutos antes puede ayudar a producir estos cambios.
Aligerar las agendas es beneficioso, o sea, pasar actividades para los días subsiguientes y no tratar de hacer todo ese día para después no tener compromisos, porque éstos se multiplican en la medida que hay tiempo disponible.
Caminar todos los días media hora, lo pueden hacer hasta las personas más ocupadas si se lo proponen. Por ejemplo, dejando el auto más lejos, o bajándose del ómnibus varias paradas antes.
La relajación es un método que libera a una persona del estrés diario y modifica el patrón de comportamiento habitual, que pasa a ser de acelerado y atropellado a más lento, atento y concentrado.
Relajarse de cabeza a pies cinco minutos por día es bueno, quince es mejor y veinte minutos es excelente y puede hacerse en cualquier lugar, inclusive sin cerrar los ojos, con la vista fija en un punto.
No solo se puede evitar el estrés sino que se puede estar mucho más alerta y resultar mucho más creativo y productivo.
El estrés, el comportamiento apurado y ansioso, se contagia a toda la familia que sin darse cuenta adopta el mismo ritmo.
Las comidas tienen que ser oportunidades para compartir con otras personas y es preferible comer la mitad en forma muy lenta, que todo el plato apurado. La digestión s hará de ese modo de una manera normal y sin ningún trastorno digestivo posterior.
Es estrés se asocia con la actitud competitiva y las expectativas desmedidas. La realidad sin embargo se impone y es importante tomar conciencia que de nada valen los objetivos cumplimos si estamos enfermos o muertos.
Además, todos sabemos que cada objetivo que se cumple es necesariamente el comienzo de otro nuevo, porque la elaboración de proyectos es lo que permite desarrollar la creatividad, sin embargo, si el interés está centrado en el cumplimiento de los objetivos y no en el proceso, cualquier actividad genera estrés.
Las reacciones violentas producen estrés. La gente está demasiado acostumbrada a reaccionar agresivamente ante los errores de otros o cuando la realidad no se ajusta a lo que piensa. Nadie es perfecto, ni siquiera uno mismo, de manera que si somos conscientes nos daremos cuenta que lo que le recriminamos a los otros, lo hemos hecho anteriormente muchas veces nosotros.
El estrés se produce cuando uno se adelanta a las cosas, quiere ganarle al tiempo y huye para adelante con la sensación de que se está perdiendo algo.
Cada día es único y diferente, aunque pueda parecer igual y rutinario. Es importante prestar atención a las cosas que ocurren a nuestro alrededor, salir de uno mismo para poder percibir a los demás. Intentar ser útil, solidario y ayudar a otro puede mejorar la calidad de vida.(http://psicologia.laguia2000.com)