1.2.11

Comunicarse....no es igual a relacionarse



Se ha puesto a pensar ¿Cuántas oportunidades perdemos por no saber relacionarnos? ¿No es acaso frecuente escuchar que este mundo está hecho para las personas que saben relacionarse?. Hay quienes tienen ese don de caerle bien a todos y hay quienes a pesar de ser buenas personas, con gran inteligencia, proyectan una imagen distorsionada por no saber comunicarse adecuadamente. Bien lo expresa Xavier Guix en su libro “Ni me explico ni me entiendes” cuando se refiere al equilibrio que debe existir entre comunicarse y relacionarse. “La comunicación es una cuestión de habilidad y oficio, mientras que saber relacionarse es saber ser uno mismo y serlo con los demás”.


La comunicación tiene como fin construir relaciones estables para desenvolvernos en un entorno. Es indudable que en las relaciones entran en juego los sentimientos, que a veces nos unen o nos separan. La comunicación no es fácil o difícil, somos nosotros los que complicamos las cosas. Guix señala que existe el principio de la intencionalidad; se refiere a que toda acción lleva siempre una intención y cuando observamos las acciones de otras personas, por lo general le atribuimos las intenciones que yo tengo asociadas. Es por ello común que entremos en conflicto, cuando juzgamos un hecho, a primera vista, desde nuestra perspectiva, desde nuestras intenciones, que no son necesariamente exactas.

Debemos entender que las personas no somos las mismas de ayer, ni las de hace una hora. Estamos sujetos a cambios de estados emocionales, producto de las situaciones que afrontamos. Por ello no debería extrañarnos cuando el jefe hoy está de mal humor y ayer era un “cascabel” o cuando el esposo o la esposa no tiene la misma expresión y el tono de voz de ayer. Es importante determinar Cómo está la persona hoy y aquí? ¿ Qué siente hoy y aquí? y ¿Cómo es nuestra relación hoy y aquí? entender el presente es fundamental, porque podemos estar en momentos diferentes, con estados internos diferentes e intenciones diferentes.

La comunicación está llena de generalidades e imprecisiones. Por ejemplo, se pueden imaginar a un jefe diciendo a su trabajador: “atendiste mal al cliente” o “eres un irresponsable” Por la cabeza del trabajador pasarán miles de pensamientos, pero probablemente ninguno descifre la intención que tuvo el jefe. Si todas las personas somos un mundo aparte, no debería llamarnos la atención que le cueste tanto a una persona entender lo que tratamos de decir. Tendríamos que estar sincronizados emocionalmente, con nuestros indicadores vitales al mismo nivel para descifrar a la primera, los códigos del mensaje. Por lo tanto se requiere tener paciencia… si mucha paciencia para entendernos mejor.

El tema de la comunicación es muy amplio. Xavier Guix destaca algunas interferencias comunes que pueden generar conflictos entre las personas. Tal el caso de las presuposiciones:

Las presuposiciones, es uno de los aspectos que caracterizan al ser humano y uno de los males asociados a la comunicación. Trataré de graficarlo con un ejemplo que menciona Guix, cuando hace referencia a la situación que se da en una pareja que acostumbra almorzar juntos. ¿Qué pasa si un día una de ellas no llama? La otra persona piensa: “Si no me ha llamado es porque no vendrá a almorzar” ella lo piensa así porque es lo que haría en esa situación.

¿Qué es lo que sucede? es casi una costumbre dar por supuesto todo, creemos que hay cosas que están sobreentendidas. Asumimos que la gente debe ser responsable, que deberían ver las cosas como las vemos es mejor aclarar y saber lo que quiere, como lo quiere y quien lo va a hacer y es mejor que se asegure que le ha entendido.

Autor Martín Alcandré Payat